miércoles, 4 de febrero de 2009

Aportes alrededor de Richard Dawkins

Escucho y leo que se comenta sobre la pugna entre ateos versus creyentes teniendo como siempre el tema de las publicaciones de R. Dawkins "Destejiendo el Arco iris" o "El relojero ciego"
o el "Capellán del Diablo" y veo que siempre la tendencia es a resbalar hacia el plano de la sensibilería burda y pacata por la que unos marcan distancia respecto a las teorías de Dawkins, lo atacan fanáticamente y hasta se atreven a fomentar aversión hacia este investigador.
Por otro lado también están los "defensores" de Dawkins quienes "acusan" y señalan a los "religiosos fundamentalistas" que luchan por imponer la teoría de la existencia de Dios, como un grupo de "cerrados" miopes ante hechos incontrovertibles propios de la ciencia inteligente.

Recuerdo mis años de infancia cuando estábamos en 3er grado de primaria y durante los recreos tratábamos de demostrar a nuestros compañeros que nuestro papá era mejor que el padre de otro de nuestros compañeros. Y si uno decía que su padre trabajaba en una fábrica de zapatos (ese era mi padre) y que supervisaba la producción de cientos de pares de zapatos por día, otro compañero de clase me decía que su papá era ingeniero y que construía casas y que -lógicamente- construir una casa era más y mejor que fabricar zapatos, luego (como siempre ocurre) venía el fanfarrón del grupo que nos decía que su padre era militar y que era del arma de artillería y que conduciendo un tanque, no solo podía destruir las casas que hacía el ingeniero, sinó toda la fábrica de zapatos en la que trabajaba mi padre y por lo tanto él ganaba ya que los demás nada podíamos hacer ante semejante demostración de fuerza y poder.
Nos quedábamos sin aliento hasta que venía el compañerito que teniendo un hogar profundamente religioso señalaba que Dios castiga el abuso de la fuerza y que lo más seguro que el jefe militar sería condenado a los peores castigos después de su muerte, no solo por cegar vidas humanas, sinó por destruir casas y fábricas.
Esto nos devolvía la confianza en nuestros padres y nos sentíamos superiores a nuestro compañerito cuyo padre era militar y que inexorablemente se "condenaría" mientras que el nuestro se "salvaría".

Estos recuerdos infantiles acudieron a mi mente cuando leí los ataques contra los "ateos" seguidores de Dawkins y la respuesta de éstos contra los "creyentes" que tal vez no tienen la menor idea de lo que significa "creer".

¿Es que después de más de sesenta mil años de uso del lóbulo derecho del cerebro, aún pensamos que los que creen son buenos y los que no creen son malos?

Al inicio del un nuevo milenio que cronológicamente no significa nada por lo que debamos preocuparnos, en un mundo globalizado(que no significa nada novedoso) ¿aún aceptamos la idea de que los "creyentes" son sinónimo de obsolescencia y los "no creyentes" réprobos sin remedio?

Leo con tristeza que el factor emocional, sentimental, periférico y "comunitario" aún pesa mucho y aplasta la capacidad de reflexionar de una manera sobria, inteligente, y equilibrada.

Luego no queda más que resignarnos a tener que soportarnos tal como somos hoy. Incapaces, egoístas, y precariamente humanos, que no nos detendremos hasta destruir el maravilloso planeta en el que vivimos.

Me ancantaría recibir comentarios sobre esta opinión.

Plusapetit.blogspot.com

martes, 3 de julio de 2007

El calentamiento global

No es extraño descubrir un nuevo artificio de fuerzas oscuras que intentan hacernos creer que se acerca el fin de la vida en el planeta por el tema de la contaminación y posteriormente del famoso "calentamiento global". Tal vez la palabra cabalística sea [global]. El Sistema Planetario Solar, como parte de un infinito y grandioso organismo, regula sus edades y las características de cada una de ellas. Tal vez si recordamos el libro de Romano Guardini "Las edades de la vida" podríamos darnos cuenta que lo mismo pasa con los planetas que conviven con la tierra en sus órbitas alrededor del Sol. No quiero decir con esto que debemos hacer oídos sordos al salvajismo de la especie humana que no se detendrá hasta acabar con la vida sobre el planeta tierra, tal como lo señala Michell Focauld, pero mientras esto ocurre, tal vez la fracción de minuto que dura nuestra existencia se reviste de peculiarísima importancia al entender que de nuestros gestos de hoy se labran los surcos del devenir del futuro que finalmente poco importa desde el momento que ya no estremos y la tierra habrá descubierto otra forma natural se superar las campañas tipo "Al Gore", y nuevos amaneceres se cernirán sobre una nueva vida siempre anhelante.

miércoles, 28 de febrero de 2007

Educación intercultural y nuevas tecnologías de la comunicación

Hacia 1998 se señalaban importantes tendencias para la sociedad del futuro y una de las grandes líneas a seguir en el nuevo milenio era la de la comunicación como realidad educativa y la de la educación como realidad comunicativa. Se mencionaba que para la primera década del siglo XXI el proceso educativo en todos los niveles debería constituirse como elemento comunicante básico y fundamental y por otro lado se recomendaba que todo mensaje tuviera un contenido cargado de conocimiento y significado y por lo tanto, ser eminentemente educativo.
(1) http://www.conocimientosweb.net /portal/ article 523.html.(registrado el 09/06/06 a las 15.00 horas.
A renglón seguido se señalaba como una tendencia importante el tema de la educación intercultural. Como un anticipo premonitorio ante la presencia de un proceso global, tanto en lo económico como en lo social, se intentaba anticipar tendencias que debían ser prioritarias ante el desafío que planteaban las nuevas tecnologías de la comunicación que iban avanzando de manera incontenible hacia la configuración de una Sociedad de la Información.
La propuesta teórica de esta inquietud señalaba la creciente necesidad de integrarnos en una Comunidad Andina aprovechando la diversidad de grupos culturales, lingüísticos, étnicos y religiosos para configurar un nuevo entorno intercultural como signo característico de nuestro tiempo, capaz de crear los espacios necesarios para asumir los retos de la globalización y la mundialización.

Se hablaba de ver hasta qué punto podríamos alcanzar un nivel de conciencia nacional lo suficientemente elaborada como para entender que el tema de la unidad en la diversidad es particularmente sensible ante la pluralidad cultural, en un medio nacional donde anomia, atelia, apatía y abulia, suelen caracterizar casi todo el entramado social de un país que todavía hoy no puede superar el esquema de dominación que rige desde hace más de seiscientos años. (2) Max Hernández ¿Es Otro el Rostro del Perú? Identidad, diversidad y cambio. AGENDA: Perú. Lima, 2000. Disponible en Internet: www.agendaperu.org.pe (Registrado el 19/06/06 a las 15 hs.)

Mientras que unos grupos se esfuerzan por demostrar que el sistema neo liberal sigue siendo opresor y alienante, intentan justificar su desconcierto atacando la globalización como si ésta fuera un fenómeno susceptible de ser eliminado, como si se tratara de quitar un objeto colocado dentro de las fronteras del país para lanzarlo al mar o arrojarlo fuera de nuestros límites. O por el contrario tratan de exacerbar los ánimos de las multitudes proclamando los “valores sagrados” de los productos naturales, el paisaje, las costumbres socialmente aprobadas o los anécdotas que le dan “relevancia histórica” a un determinado colectivo lugareño, exaltando de manera enfermiza los inexistentes méritos de lo “local” para enfrentarlos a lo mal interpretado “global”. Surge así la reactivación de los nacionalismos demenciales y fanáticos que carecen de sustento inteligente. Descabelladas propuestas de retornar al esplendor de un pasado “inca” desde donde retornarán las glorias de la justicia, el trabajo, el orden y la paz, que ciertamente jamás existieron y menos en esos lejanos tiempos. Una vez más, el autoengaño y la pseudo morfosis se hacen presentes para saciar la sed de fama a la que se quiere llegar de manera improvisada, oportunista y con malas intenciones. Para ampliar el contenido de estas últimas líneas debo acudir a la Filosofía de la Historia y a uno de sus representantes
(3) http://avizora.com/publicaciones/textos_históricos/oswald_spengler. (registrado el 20/06/06 a las 16 hs)


PSEUDO MORFOSIS HISTÓRICAS

“En una roca están enclavados cristales de un mineral. Se producen grietas y fisuras. Chorrea agua que va lavando los cristales de manera que solo quedan sus cavidades. Más tarde sobrevienen fenómenos volcánicos que rompen la montaña, masas incandescentes se precipitan en el interior, se solidifican y cristalizan a su vez. Pero ya no se pueden cristalizar en su forma propia, han de llenar las formas que aquellas cavidades les ofrecen, y así resultan formas mendaces, cristales cuya estructura interior contradice la construcción externa, especies minerales que adoptan apariencias ajenas. Los entendidos en minería llaman a esto pseudo morfosis”

“Pseudo morfosis históricas llamo yo aquellos casos en que una vieja cultura extraña yace sobre un país con tanta fuerza aún, que la cultura joven, autóctona no consigue respirar libremente y no solo no logra construirse formas expresivas puras y peculiares, pero ni siquiera llevar al pleno desenvolvimiento de su conciencia propia. Toda savia que asciende de las profundidades del alma primigenia va a verterse en las cavidades de la vida ajena. Sentimientos jóvenes cuajan en obras caducas y en vez de erguirse con propia energía morfogenética, crece el odio al lejano poder en proporciones gigantescas” (3.1) Oswald Spengler “La Decadencia de Occidente” Espasa Calpe, Madrid 1941. Capítulo IV página:

Se da un rechazo social al racismo y a la xenofobia, se intenta el reconocimiento internacional de los derechos humanos y se defienden los derechos sociales y culturales de todos los pueblos, sin embargo nada se puede hacer ante la creciente ola de migraciones de millones de personas que huyen de sus países de origen para ir a buscar mejores “condiciones de vida” tanto a Norteamérica como a Europa.
Tal vez el mayor esfuerzo de reflexión sea menester orientarlo hacia el ámbito de lo variado y complejo del tema. Estamos ante resultados de investigaciones científicas que intentan iluminar el camino de la antropología, la sociología, la historia, la filosofía, la comunicación y la cultura en una perspectiva de lo internacional que hoy parece difuminarse en una pléyade de realidades cuya novedad e incertidumbre no deja de asombrarnos. Interrogarnos hoy sobre ¿qué es lo internacional? implica además de los conceptos básicos de geografía y territorio, toda una serie de novedades sobre teoría del estado, la política, el derecho y la gobernabilidad. Hoy la figura del Estado-Nación sin desaparecer pierde presencia y protagonismo ante el planteamiento de nuevas tecnologías de la información y de la comunicación, ante nuevas gestiones económicas y financieras que mueven ingentes cantidades de dinero cuya existencia real se concibe en cifras que se registran por “internet” en códigos encriptados de ordenadores que operan a toda hora desde los lugares más remotos del planeta hasta las “mega” urbes.
En este estado de cosas ¿cuál puede ser la solidez de un estatuto de legitimidad que intente mantener un concepto jurídico de “derecho internacional”?
En las últimas tres décadas el imaginario político no es ajeno a las profundas transformaciones que marcan distancia respecto de una terminología que aludía a “territorios determinados” centro, primer mundo, tercer mundo, derecha, izquierda etcétera, que se van haciendo irreconocibles en la medida que avanzan los confusos matices de un proceso global que se encuentra en una etapa tan incipiente como indefinida.
El tema de lo intercultural se viene tratando en el Perú con singular entusiasmo desde hace más de una década y solo se ha conseguido convertirlo en tema de “moda” y un caballo de batalla de muchas asociaciones y hasta organizaciones no gubernamentales que tratan el asunto con peculiar ingenuidad ya que casi siempre sus propuestas suelen ser triunfalistas y limitadas. Para explicar esto necesito referirme al fenómeno del “malichismo” que representa una costumbre tan cotidiana como propia de los países conquistados por España. Esta es una realidad que la tenemos profundamente enraizada y de la que muchas veces no se habla con la seriedad propia del caso. A esto debo también añadir el mito del “buen salvaje” (4) http://cvc.cervantes.es/obref/aih/pdf/10/aih_10_1_046.pdf (Registrado el 08/06/06 a las 19.15hs) que de alguna manera mantiene una presencia real y manifiesta en conductas tan características de xenofobia como de xenofilia.
La preocupación por lo intercultural nace en los Estados Unidos de Norteamérica hace más de treinta años en los que se empieza a tomar conciencia sobre la pluralidad de razas que van poblando su territorio y el aporte más significativo está en que ya en esa época se determina que varias culturas distintas conviven pero sin relacionarse. Aquí es donde se inicia la inquietud por investigar qué hacer para lograr un modelo intercultural que promueva una política educativa a favor del pluralismo cultural.
En la Unión Europea el problema se torna más complejo ya que en muchos países se decidió permitir el ingreso de inmigrantes para que realizaran el trabajo manual y de mayor esfuerzo. Esta gente se encargó de trabajos vinculados a la construcción, la carpintería y todo tipo de mano de obra que resultara pesada para los habitantes nacidos en el país. Esto trajo consecuencias interesantes. Desde hace más de cinco décadas se recibieron inmigrantes de países árabes y africanos. El último atentado terrorista contra los buses de transporte público en Londres fue perpetrado por hijos de inmigrantes árabes que nacieron en Inglaterra. Muchos de los terroristas de Al Qaeda implicados en el ataque del 11 de marzo en la estación de Atocha en Madrid reclamaban su legítimo derecho a vivir en un territorio que según ellos, les pertenece desde hace siglos. (5) http://www.lasindias.com/informes/11m.pdf (Registrado el 11/06/06. A las 15.00 hs)


Con estos ejemplos comprobamos que la incertidumbre y el miedo, en una época caracterizada por la pérdida de confianza en las utopías modernas que han fracasado en su pretensión de atenuar el miedo al colapso económico, al desempleo, al terremoto, al huracán, al tsunami, la miseria, la violencia, la guerra, el terrorismo, el desamparo y la soledad, fracasan también ante el protagonismo que alcanza la subjetividad. A esto hay que añadir la presencia de las Nuevas Tecnologías en una sociedad que intenta llegar al nivel de Informatizada para no solo alcanzar nuevas posibilidades sino también nuevas inseguridades.
Estos antecedentes nos indican que las dificultades para pensar en una sola dirección frente a los desafíos de una educación intercultural no solamente se deben analizar desde la escuela, sino considerando realidades sociales, antropológicas, históricas, psicológicas, y psicoanalíticas para aproximar una incipiente auto comprensión de las comunidades humanas de cara a una autocrítica de las formas culturales tradicionales y modernas, tanto para aplicar correctivos y afianzar la identificación, como para asumir el reconocimiento y aceptación de su diversidad.
Debemos aceptar que la educación intercultural en nuestro medio se encuentra en una etapa inicial y la sensibilidad que se pueda despertar sobre el tema a la fecha, no representa ningún valor para las autoridades políticas y educativas quienes se encuentran desbordadas por constantes emergencias sobre las que solo pueden improvisar. Los comunicadores debemos preocuparnos de que lo “intercultural” pueda plantearse como una pista de reflexión que debe tenerse en cuenta ante un constante mestizaje que desde lo personal se proyecta hacia lo comunitario en busca de un destino común y universal. Tal vez el mayor esfuerzo esté en lograr que las personas descubran que lo “intercultural” más que la búsqueda de una forma de equilibrio para regular las tensiones sociales, debe tenerse en cuenta como un camino de supervivencia.
Hemos llegado al problema de la definición de lo “intercultural” y nada mejor que acudir a Raúl Fornet-Betancourt quien como filósofo y Director de Departamento de América Latina del Instituto Mision, Aachen, Alemania, de quien me permito hacer una prolongada cita (6) http://aulaintercultural.org/IMG/pdf/betancour.pdf (Consultado el 13/06/06 a las 18.30hs)

“En primer lugar creo que hay que hacerse cargo, al menos como posibilidad, de que la pregunta por la definición de lo intercultural puede significar una pregunta cuya universalidad no deba darse por supuesto sin más, ya que es una pregunta muy “occidental”, es decir, una pregunta que se inscribe en la lógica de la cultura científica de Occidente en tanto que cultura basada en gran parte en el “arte” del saber definir y clasificar. En este sentido, pues, la pregunta por la definición de lo intercultural podría conllevar una cierta violencia para otras culturas que no le dan al momento de la definición conceptual la centralidad que le otorga la cultura científica que ha configurado el mundo occidental.
Pero, además de esta sospecha de posible euro centrismo en la pregunta por la definición, hay, en segundo lugar, otra razón que evidencia lo problemático que es buscar una definición de lo intercultural. Y es que definir implica una delimitación, una fragmentación y una parcelación. Para definir hay que determinar y fijar. Lo cual supone a su vez un marco de referencias teóricas que normalmente adoptamos de las disciplinas científicas en las que nos hemos formado o que profesamos como“profesionales” de tal o cual rama del saber.
Esto quiere decir que la pregunta por la definición de lo intercultural presenta la dificultad añadida de que es una pregunta que puede promover la fragmentación disciplinar del campo intercultural, precisamente porque alienta la visualización y percepción de lo intercultural desde el horizonte de una práctica del saber habituada a ejercerse como observancia estricta de la división del saber que reflejan justo las fronteras entre las disciplinas. De suerte que definir lo intercultural desde el marco conceptual específico de disciplinas como, por ejemplo, la pedagogía, la literatura, la lingüística, la política, la sociología, el derecho, la ciencia del trabajo social, la filosofía o la teología nos plantearía no solamente la cuestión de cómo y desde dónde lograr la recomposición de lo intercultural en la unidad e integralidad de sus dimensiones –pues no es nada evidente que el recurso a la cooperación inter disciplinar sea suficiente para subsanar los efectos negativos de la parcelación mono disciplinar de lo intercultural–, sino también la cuestión por el “costo intercultural” o, si se prefiere, por la pérdida en sustancia e historia intercultural que puede significar la percepción de lo intercultural desde el prisma de disciplinas que lo reducen a un “objeto” de estudio.
Vinculada a lo anterior está la tercera razón que quiero mencionar aquí y que se refiere al hecho de que las definiciones suelen tender a objetivizar lo definido. Sobre todo cuando las definiciones, como acostumbran a hacerlo por lo general, operan con el viejo dualismo (occidental) que distingue con rigor entre el sujeto que conoce (y define) y el objeto a conocer. Las definiciones reflejan entonces un proceso cognoscitivo objetivante que emplaza y coloca a lo que va a definir como algo que está fuera, al “otro lado”, frente a nosotros, esto es, a los sujetos definientes. Siguiendo la lógica de esta tendencia, una definición de lo intercultural correría el peligro de concebir el campo de la interculturalidad como un mundo objetivo que se examina a distancia y en el que incluso los sujetos, sin cuyas prácticas y relaciones no se tejería dicho espacio intercultural, aparecen más como un “objetivo” de estudio que como gestores y autores de los procesos en cuestión. Suponiendo que la gestación de lo intercultural tiene que ver con prácticas culturales y modos de vida concretos de seres humanos también concretos y vivientes, entonces la óptica de una definición semejante impediría ver un aspecto central de lo intercultural, a saber, que es una calidad que está dentro y no fuera de la vida que llevamos. O, dicho con otras palabras, sería un obstáculo para acceder a una explicación de lo intercultural en el sentido de un proceso de participación interactiva viva en el que son precisamente los sujetos y sus prácticas los que están en juego; y que, por eso, son éstos los llamados a la interpretación de lo intercultural, pero justo como sujetos implicados y no como objetos observados.
Quiero mentar todavía una cuarta y última razón. Las definiciones conceptuales no solamente se articulan, como se señalaba antes, desde marcos referenciales disciplinares, sino que tienden además a formar parte de una construcción teórica. Las definiciones son más que un mero apoyo teórico porque representan, en el fondo, piezas claves en la arquitectura de una teoría, sobre todo cuando ésta busca su consolidación en una elaboración sistemática de sí misma. Y esto presenta nuevamente serias dificultades para una aproximación a lo intercultural, ya que con ello la comprensión de lo intercultural se vería involucrada en un proyecto de construcción teórica y sistemática que, por todo lo dicho anteriormente, no podría ser menos que monocultural. Y preguntamos en tono retórico: ¿qué sentido tendría hablar de lo intercultural de manera monocultural?

Por lo dicho se ve que el problema de la definición de lo intercultural es una verdadera cruz. ¿Qué hacer entonces ante este problema?
Creo que el desafío está en replantear el problema; no para eliminarlo, pero sí para redimensionarlo. Es decir, que habría que empezar por preguntar no por la definición que podemos dar de lo intercultural sino más bien por los recursos culturales y conceptuales de que disponemos para nuestras definiciones. Preguntarnos, por ejemplo, si nuestra manera de pensar es ya tal que nos permite una aproximación intercultural a la realidad de la interculturalidad.

Y como sospecho que la respuesta a esta pregunta es negativa porque nuestras formas de pensar, aunque se adornen a veces con rasgos interculturales, siguen siendo tributarias (y reproductoras) de procesos de socialización y de educación claramente determinados por las normas y los valores ,de las llamadas “culturas o tradiciones nacionales”, esto significaría empezar a cultivar esa disposición a aprender a pensar de nuevo; es decir, empezar por reconocer nuestro analfabetismo intercultural y volver a la escuela, por decirlo así, para aprender a leer el mundo y nuestra propia historia desde los distintos alfabetos que nos ofrece la diversidad de las culturas. De esta manera la “alfabetización” en la escuela del diálogo intercultural sería el aprendizaje necesario para hacernos cargo de que los nombres con que nombramos las cosas desde nuestras tradiciones de origen son nombres contextuales, que necesitan ser redimensionados desde las perspectivas que se abren en los nombres de otras tradiciones culturales.

Para el problema que aquí nos ocupa –la cuestión de la definición de lo intercultural– lo anterior tiene como consecuencia que ese aprender a pensar de nuevo en la escuela del diálogo intercultural significa tomar la definición propia con la que nombramos nuestra percepción de lo intercultural, no como el nombre completo que da cuenta de toda la realidad que nombra, sino como un nombre todavía impropio porque no sabe nombrar todo lo que pretende designar y que por esa razón necesita ser redimensionado por y desde el intercambio con otros nombres posibles.

En este sentido una definición no sería el nombre que da la medida de lo que define, sino más bien un simple punto de apoyo para comenzar el diálogo e intercambio con otros nombres posibles de aquello a lo que nos queremos aproximar con nuestra definición propia”.

Es en esta dirección que tanto la tarea del comunicador como la del educador se encuentran imbricadas para gestar un dinamismo que permita forjar una sabiduría crítica que permita develar los mitos. Esto supone una perspectiva novedosa en la concepción del mundo y su cosmovisión buscando una lógica interna de auto comprensión. Es aquí donde surge una posibilidad de lograr un nuevo diálogo entre el estado que impone sus fronteras, la comunicación y sus nuevas tecnologías y su relación con la escuela que reproduce y legitima tendencias de una cultura dominante.
La línea de reflexión sobre lo intercultural genera una ubicación propia ya que a nivel metodológico no cede privilegios a ningún sistema cultural. No trata las filosofías, culturas y creencias religiosas según distintos niveles teóricos, sino que respeta la composición y el carácter propio de cada una de ellas.
Para los mecanismos de los distintos procesos de comunicación de una sociedad que intenta incorporarse a las Nuevas Tecnologías, lo intercultural se entiende como una vía de pensamiento que apunta en dos direcciones: querer entender y querer ser entendido para facilitar una hermenéutica intercultural cuya característica principal sea “no reductiva” ya que muchas veces se trata equivocadamente, de relacionar o “cruzar” las distintas razones que se dan entre las variadas filosofías culturas y religiones, lo cual supondría tener los niveles de comprensión necesarios para mantener simultáneamente el diálogo, la visión de lo propio y la percepción del mundo real.
Si intentamos analizar la capacidad de comprensión del fenómeno intercultural en una sociedad andina como la nuestra, debemos tener en cuenta si existe una conciencia por la que se descubra que vivimos entre varias culturas y que tal vez esta sea la riqueza más representativa de muchos colectivos nacionales. Además debemos observar si se facilitan las relaciones entre los diversos grupos étnicos, tanto que sean capaces de implicarse mutuamente y finalmente si existe una voluntad de diálogo entre ellos y su percepción del mundo.

EL AUGE DE LAS TECNOLOGÍAS DE LA INFORMACIÓN

Schmucler[1] señala que la tecnología puede definirse como el conjunto de instrumentos materiales, conocimientos, habilidades con los cuales las comunidades satisfacen sus necesidades y aseguran su control sobre el medio ambiente físico, La tecnología es, pues, la forma concreta como el hombre transforma la naturaleza y elabora su propia historia.

Por nuevas Tecnologías de la Información Jaramillo[2] señala que se entiende al almacenamiento, procesamiento, recuperación y distribución de la información por medio de procesos micro electrónicos computarizados, lo que se denomina informática y también se refiere a la telemática, que viene a ser la organización y transmisión de mensajes computarizados a través de redes integradas de telecomunicación mediante satélites, la digitalización, la fibra óptica, entre otros. Así como las nuevas posibilidades que brindan los instrumentos de comunicación electrónica existentes como son la radio, la televisión, el teléfono celular, etc. Sin embargo, consideramos pertinente señalar que muchas de las llamadas “nuevas tecnologías” son viejas y han sido redimensionadas tecnológicamente para que se integren a las ya existentes así como a los nuevos retos.

El desarrollo de las tecnologías de la información en la sociedad de la información, y especialmente el enorme progreso de Internet durante la última década, han generado nuevas oportunidades y desafíos para el proceso de la democratización a nivel global y local. Como señala Norris[3] actualmente existe un amplio debate sobre las implicancias políticas de Internet. Por un lado, se recalca la importancia que la tecnología de la información tiene para generar un electorado más informado y participativo, facilitando con ello la intervención política de nuevos movimientos sociales dentro de la sociedad civil y abriendo el proceso de gobierno a los ciudadanos. Este enfoque destaca las nuevas oportunidades que Internet ha creado: páginas interactivas para partidos y candidatos; redes de conexión nacionales e internacionales de activistas en torno a asuntos no sólo locales sino regionales y mundiales como el comercio mundial, los derechos humanos o la protección medioambiental; y la puesta a disposición del ciudadano de nuevos servicios públicos conectados en línea en relación a la salud y la educación. Las Tecnologías de la Información aportan a la actividad política su interactividad, la velocidad de las comunicaciones, su alcance global y su capacidad de difundir contenidos con una regulación mínima por parte de los controladores habituales de la información. Brigss y Burke[4] en relación a la comunicación multimedia propia de las TIC indican que es una de las formas más efectivas de comunicación ya que combinan simultáneamente mensajes verbales y no verbales, auditivos y visuales.

Castells[5] acerca de la trascendencia de las TIC en el desarrollo y consolidación de la nueva economía señala que éstas han sido el medio indispensable y el motor de la formación de la nueva economía. Por su parte, Iglesias[6] señala que los canadienses Harold A. Innis y Marshall McLuhan coinciden en el reconocimiento del impacto social de las nuevas tecnologías especialmente en el campo de la información y comunicación. Manifiesta que estos autores plantean que entre los diferentes tipos de tecnologías -militar, administrativa, industrial, etc.- el de la comunicación es el de mayor impacto social. Por esto el desarrollo tecnológico se percibe como un proceso dinámico que nunca se detiene, pues se vive en un mundo cambiante, las condiciones de vida se van transformando con el devenir del tiempo. Y esto hace que el hombre esté continuamente explorando nuevas estrategias, herramientas y actividades de supervivencia, creando a la par de ellas nuevas tecnologías, las que a su vez repercuten en los pueblos, pues su presencia genera a su vez cambios subsiguientes, convirtiéndose esto en un ciclo sin interrupción.

Como vemos, estos descubrimientos hacen la vida más llevadera pero a su vez tienen sus implicancias en la vida de las sociedades, por lo que se preconiza que en el siglo XXI, las nuevas tecnologías permitirán que las sociedades se informaticen, y esto hará que la totalidad del saber y de la creación humana esté al alcance de todos. Se considera que un ciudadano informado podrá tomar mejores decisiones políticas, tendrá mayores oportunidades a puestos de trabajo que se crearán, permitiéndole de esta forma liberarse de las tareas rutinarias, desagradables y peligrosas, quedándole más tiempo libre para su recreación y autoformación. Schmucler[7] señala que difícilmente puede encontrarse un país en donde la tecnología no haya ejercido algún tipo de influencia sobre el modelo social.

Barksdale[8] señala que la organización del futuro funcionará como un conjunto dinámico de comunidades interrelacionadas más que como una serie rígida de jerarquías verticales. Este autor indica que a medida que se acelera la marcha de los cambios globales, las fronteras de las organizaciones se volverán más fluidas y los miembros de la comunidad provendrán tanto del interior de la organización como del exterior.

Sin embargo otros analistas advierten que, a pesar de los beneficios señalados anteriormente, la aparición de una nueva sociedad de la información podría acarrear el surgimiento y consolidación de una nueva sociedad "dividida digitalmente" (brecha digital) con tres características principales: la división global, la división social y la división democrática.

· La división global se refiere a las desigualdades sustanciales que la difusión de tecnología está poniendo en evidencia entre las naciones, incluso entre los más prósperos miembros de la OCDE, y mucho más si cabe a nivel mundial.
· La división social está caracterizada por las desigualdades de acceso de los diferentes grupos sociales a las nuevas tecnologías; incluso dentro de los países que se encontraban a la vanguardia en la era de surgimiento de Internet, el uso de las nuevas tecnologías y el acceso a ellas varía enormemente dependiendo de los ingresos, educación y edad de los ciudadanos.
· La división democrática alude al hecho de que, a pesar que el número de usuarios se incrementa gradualmente y el acceso a Internet se hace omnipresente, existe todavía una gran preocupación por el posible surgimiento de una división democrática entre aquellos que usan y no usan los recursos políticos disponibles en Internet.

Por otro lado, las nuevas Tecnologías de la Información presentan grandes riesgos culturales a los que se ven sometidos los usuarios de los diversos países, ya que la comunicación es un agente modelador de la cultura, como lo señala Bermúdez[9] quien plantea que dichas tecnologías ejercen gran influencia en las identidades nacionales, pues modifican fundamentalmente las relaciones interpersonales e institucionales, en la producción del sentido, identificación cultural, en la ética predominante y en muchas esferas de la vida humana.

Sin embargo, como señala Castillo Obando[10] en estas esperanzas no están contempladas las realidades existentes en el mundo, ya que no todos los países tienen el mismo nivel de desarrollo, ni poder adquisitivo, muchos no han resuelto sus grandes problemas internos, de desigualdades. Castillo manifiesta que la situación reseñada no permitirá contar con ciudadanos informados, pues los que accedan a la información son y serán una minoría, pues las grandes mayorías no han resuelto prioridades más importantes de su vida. Así que pareciera una falacia pensar que las nuevas tecnologías permitirán resolver los grandes problemas de la humanidad, en un mundo de paz y progreso. Como también será muy difícil ser parte de la "aldea global" que McLuhan refiere que está a la vuelta de la esquina, y que ya no habrá ni primer, segundo o tercer mundo.

En este sentido, Safar[11] considera que muchas sociedades creen, sin mayor sustento, que la incorporación de las nuevas tecnologías, sobre todo en los países del Tercer Mundo, van a mejorar su calidad de vida, por la revolución científico-técnica que implican en el terreno específico de las comunicaciones: por su carácter de uso social, por su inserción en la estructura socioeconómica de un país, y porque su implementación obedece a leyes del mercado. Muchos consideran que las sociedades no pueden quedar marginadas de los adelantos que se van alcanzando. Sin embargo, en los países donde predomina el desempleo y subempleo, el analfabetismo y desasistencia social, donde los que acceden a la tecnología son las minorías privilegiadas, no se puede estar pensando en nuevas tecnologías de información y comunicación que no sean para la superación de sus actuales condiciones de vida.

Apreciamos que el tratamiento de las Tecnologías de la Información aborda cuatro aspectos básicos:

1. Ubicación de las TI en el contexto de cada país y su uso social: En tal sentido, la incorporación de las nuevas tecnologías de información y comunicación deben situarse necesariamente en dos ejes: considerar el contexto económico, político y sociocultural específico de un país, tomando en cuenta los condicionantes exógenos y endógenos que se presentan y en segundo lugar considerar detenidamente el uso social de esas tecnologías.

2. El asunto relacionado con los discursos dominantes en torno a las nuevas tecnologías: En este punto se aprecia que unos discursos afirman que con estos instrumentos se logrará la construcción de una "sociedad de la información", donde los hombres utilizarán toda su capacidad intelectual en la preparación de programas para los sistemas computados, pues los robots y computadoras realizarán el trabajo pesado. Se dice que las nuevas tecnologías son democratizadoras, pues permite acceso y participación igualitaria de los individuos en el manejo de las máquinas, cosa no tan cierta ya que en los países del Tercer Mundo los que acceden a la tecnología son las minorías privilegiadas. Pero una democracia real de las comunicaciones no se logrará con la incorporación irracional de las nuevas tecnologías. Es necesario tomar en consideración la transformación requerida hoy en el poder político y en el poder económico en la sociedad. Por ello, lo más importante es rescatar el sentido esencial de la información en términos de transformación social.

3. El cuestionamiento de una serie de paradigmas políticos: a) El concepto de estado nación, encontramos que las grandes corporaciones que tienen el monopolio de las nuevas tecnologías quieren operar en los países consumidores sin restricciones ni imposiciones, amparados en la tendencia de la globalización y libre mercado; b) El concepto de frontera y de soberanía nacional, se vuelve relevante respecto al uso de las tecnologías de extensión de la transmisión, donde el principio del "libre flujo de información" es la punta de lanza de las corporaciones transnacionales y de los países fabricantes de la tecnología, quienes no quieren obstáculos de ninguna naturaleza para la expansión de sus mercados, así como para la circulación indiscriminada y no restringida de datos entre fronteras; c) La democracia es otro concepto en juego, pues la configuración de una "sociedad de información" en realidad es la producción, proceso y transmisión de datos relativos tanto a cuestiones individuales como nacionales, sociales, comerciales, económicas y militares.

4. La relación entre el autoritarismo económico - político e información: Hay que analizar como los viejos medios de comunicación sirvieron para cohesionar el tejido social orientado por el logro de una identidad nacional. Ahora son las redes de información las que tienden a constituir las bases del nuevo tejido social, refuerzan la hegemonía de los instrumentos de producción y circulación de mensajes en la sociedad. Son los nuevos mediadores de las elites políticas, económicas y la sociedad civil. Y su autoritarismo se expresa en el alto grado de concentración e integración que muestran los medios, en el manejo cada vez más acentuado de la información circulante.
Por lo señalado se hace relevante tener presente el lado negativo de la nueva tecnología en el campo de la información y comunicación, los cuales son: el individualismo y auto gratificación sin responsabilidad o control.
Algunos especialistas del Tercer Mundo plantean que las nuevas tecnologías están aquí, por tanto no hay posibilidades de rechazo, hay que aprender a convivir con ellas y aprovechar las ventajas que nos ofrecen pero a su vez hay que tratar de evitar o reducir los riesgos que implica su introducción y aplicación en nuestras sociedades. Bisbal[12] señala que los países del Tercer Mundo están en medio de un gran dilema: por una parte nos traerán cambios drásticos en distintos órdenes de la vida (socioeconómico, político y cultural) y por la otra nos prometen la posibilidad de la democratización del saber a través de esa democratización del conocimiento / información mediante la cual es posible acceder a una democratización de la vida, del mundo y de la sociedad. Bisbal precisa que de las posiciones existentes respecto a la tecnología en general y en especial la tecnología de la información y comunicación, así como su introducción en la vida en sociedad es amplia y de muchas perspectivas. Es importante para la política de comunicación discernir lo que implica la perspectiva de la evolución tecnológica, ya que ésta en sí misma es rara vez neutral y su empleo lo es mucho menos todavía. Por esto se plantea que hay que tener cuidado porque la utilidad de la tecnología depende de quién la desarrolla, la maneja y la controla y al servicio de qué intereses está.

Desde la óptica ético-político de la tecnología comunicacional, Bisbal llega a extraer de la revisión de algunos informes de la UNESCO algunos principios claves, ventajas y desventajas ante los cuales debemos iniciar debates, reflexiones y discusiones. Entre las ventajas están: la informática da a la información rapidez, cantidad, calidad y omnipresencia. La informática mejora el acopio, tratamiento, almacenamiento y utilización de las noticias y los datos. Ofrecen mayor democratización de la información entre otros. Y entre sus desventajas: fomenta lo transnacional lo cual significa dependencia tecnológica de fuentes de abastecimiento y de capital. Tiene elevados costos por la labor de investigación y desarrollo. Se benefician los sectores minoritarios antes que a las mayorías. Facilita las tendencias hacia la instalación de un oligopolio.

También precisa algunos de los riesgos y efectos psicológicos sociales y fisiológicos que puede producir la promesa tecnológica en nuestras sociedades, la cual podría ser eventualmente, bajo ciertas condiciones, una solución a los múltiples problemas de comunicación. Entre los riesgos estructurales se identifican la extinción progresiva del pluralismo de los contenidos, la penetración cultural transnacional en los países débiles, acentuación de las desigualdades sociales tanto por su acceso geográfico como por su poder adquisitivo.

Entre los efectos psico sociales de mayor relevancia para las comunicaciones que pueden ocasionar dichas tecnologías se encuentran: la subordinación del hombre a la máquina, deshumanización de las relaciones entre el personal en sus lugares de trabajo, ergonomía de bajo nivel y una protección inadecuada en seguridad e higienes, puesto que, muchos de los efectos de la máquina en la salud no han sido estudiados todavía.

Y entre los efectos fisiológicos, tenemos unos a corto plazo que ya se evidencian en los usuarios de este sistema como son los trastornos y vómitos nerviosos como desvanecimientos. Y entre los efectos a largo plazo son los trastornos del sueño, somnolencia de día y fatiga visual.

Los expertos en el tema coinciden en señalar que la decisión de la adopción de nuevas tecnologías debe pasar por recapacitar en torno a su uso, manifestando según su punto de vista que debe ser más social que individual, así como de las funciones de esas tecnologías en la sociedad. Solo así se podrán adoptar tecnologías que aseguren un desarrollo en beneficio del hombre y para satisfacción de las más variadas necesidades del ser humano.

Castells[13] manifiesta que las nuevas tecnologías centrales están concentradas en el procesamiento de la información y que éste es el rasgo distintivo primordial del nuevo paradigma tecnológico. Información y tecnología han sido cruciales en todas las revoluciones tecnológicas. Las nuevas tecnologías de la información están alterando las bases de los viejos aparatos hegemónicos, es decir que las nuevas tecnologías están revolucionando paulatinamente las bases culturales que sustentan los actuales sistemas hegemónicos. Por otro lado la humanidad entera se enfrenta al riesgo que la rica diversidad cultural del planeta quede reducida a una sociedad homogénea e indiferenciada. El sistema mundial es una red que ha transformado al mundo. Internet nos pone de cara al futuro, hacia nuevas formas de alfabetización, que aborda no sólo la habilidad de saber leer y escribir para recibir y procesar información, sino también la habilidad para recibir y procesar muchas clases diferentes de información que nos llega a través de diferentes canales. Estos componentes tienen que ser caracterizados dentro de la "nueva alfabetización informativa" que involucra una alfabetización: visual, tecnológica, organizativa, mediática y cultural. Si la sociedad no desarrolla destrezas elementales para utilizar estas nuevas tecnologías perderán el control sobre su propio destino. En la misma dirección Echevarría señala: “cabe decir, por tanto, que la realidad infovirtual es un nuevo tipo de método científico, útil para observar, probar, experimentar y enseñar"[14]

En el campo de la educación, el impacto de Internet sobre todo con programas de educación superior se pone en evidencia por su capacidad para interacciones sincrónicas y asíncronas, que la convierten en el vehículo ideal para la distribución de educación a distancia, creándose colegios o universidades virtuales donde los alumnos se matriculan y terminan sus cursos sin tener que acudir al campus. El modelo de educación a distancia permite centrar más la atención en el alumno y su aprendizaje, por ello exige programas flexibles que puedan satisfacer las necesidades de una sociedad en rápido cambio, que tiene la exigencia de una educación continua a través de la vida. Internet nos ofrece la oportunidad de reunir en el tiempo y el espacio a los estudiantes, sin tenerlos cara a cara, nos da un medio para comunicarnos con otros al mismo tiempo superando las barreras geográficas.

Pero lamentablemente el acceso a la información cuesta dinero y requiere de la adquisición de destrezas, con lo cual las posibilidades son limitadas para toda una sociedad donde existen grandes brechas económicas, alcanzando el beneficio de este sistema unos cuantos, y existirá en nuestras sociedades un gran segmento que no tendrá conocimiento sobre la información, cómo está organizada, dónde está almacenada o cómo conseguir el acceso a ella.

Los estados tendrán que buscar las estrategias más adecuadas que bajo un principio de equidad permitan el acceso de los jóvenes a la Internet, pues su acceso nos brinda mayores fortalezas para competir en el mundo futuro. Uno de los costos pagados por la información está en que aquellos niños que crecen en ambientes que han adoptado la tecnología serán mucho más avanzados que aquellos que no tienen esta posibilidad.

Asimismo hay que tener en cuenta sus implicaciones en la vida social, como es la disminución de la interacción personal, ya que se disminuye la comunicación interpersonal, lo cual es preocupante porque en el proceso educativo no solamente se enfatiza el incremento del conocimiento, sino el desarrollo de valores y reglas de comportamiento para una convivencia saludable.

La voz de alerta es que los países latinoamericanos serán capaces de defender su identidad cultural frente al inminente proceso de globalización solo sí se supera el espejismo que las nuevas tecnologías han provocado en la sociedad y se le otorga su auténtico lugar en el espacio técnico. Acompañando a ello la dación de políticas comunicativas que controlen la penetración de valores, hábitos y costumbres ajenos a los suyos.
La alerta sobre las promesas de la tecnología está en que meditemos sobre ellas, las cuales lejos de ayudarnos a la superación de nuestros grandes problemas sociales e históricos nos lo pueden estar agravando. Aparejada con la tecnología viene la pérdida de identidad de las naciones, la incorporación de valores ajenos a nuestros principios, la deshumanización, el incremento del individualismo y la profundización de las desigualdades sociales existentes. Deterioro cualitativo de la vida laboral, pérdida del sentido del trabajo y aumento de la monotonía, disminución de las posibilidades de cooperación, exigencias de calificación del personal que se traduce en mayores exigencias de perfeccionamiento constante sacrificando el tiempo libre.
[1] SCHMUCLER, Héctor (1997) Memoria de la comunicación. Buenos Aires. Biblos.
[2] JARAMILLO, Oscar. Las nuevas tecnologías de la información y el ejercicio profesional. Memorias del V Encuentro Latinoamericano de Facultades de Comunicación Social, Felafacs. Bogotá. 1986
[3] NORRIS, Pipa (2003) Democracia y tecnología de la información: ¿Oportunidad o amenaza?.
Jueves, 26 de Junio del 2003. http://www.gobernabilidad.cl/index.php
[4] BRIGGS, Asa y BURKE, Peter (2002) De Gutemberg a Internet. Madrid. Santillana.
[5] CASTELLS, Manuel (2001) Galaxia Internet. Madrid. Areté.
[6] IGLESIAS, Federico. Nuevas tecnologías de la información en América Latina. Curso de Doctorado de Ciencias de la Comunicación de la Universidad de la Laguna. 1998. Costa Rica.
[7] SCHMUCLER, Héctor (1997) Memoria de la comunicación. Buenos Aires. Biblos.
[8] BARKSDALE, James ((1999) La Tecnología de las Comunicaciones. En La Comunidad del Futuro. Fundación Druker.Barcelona. Granica.
[9] BERMÚDEZ, Lily. Comunicación, nuevas tecnologías y cambios culturales. Jornadas Nacionales de Investigación de la Comunicación Social. Universidad Central de Venezuela. 1996.
[10] CASTILLO OBANDO, Emilce. Las nuevas tecnologías en la información y omunicación: ¿para bien o para mal?. Revista Latina de Comunicación Social. La Laguna (Tenerife) - diciembre de 1998 - número 12.
[11] SAFAR, Elizabeth. Nuevas tecnologías: información y comunicación. Frente al dilema de las nuevas tecnologías en Safar Elizabeth y Bisbal Marcelino,1990. La Habana. Editorial Pablo de la Torriente.
[12] BISBAL, Marcelino. Frente al dilema de las nuevas tecnologías. 1990. La Habana. Editorial Pablo de la Torriente.
[13] CASTELLS, Manuel (1989) La ciudad informacional. Madrid. Alianza Editorial.
[14] ECHEVERRIA, Javier (2000) Un mundo virtual.pp:50. Barcelona. Plaza & Janes Editores.